Echo de menos mis clases de ballet. Hoy he estado viendo unos videos que tenia grabados de Sara y Guillermo con mi profesora Connie. Me ha dado mucha morriña, de no poder ver a Connie y hablar con ella como soliamos hacer, y de disfrutar de sus clases, de su compañía y de las compañeras de clase, sobre todo de Marta, con la que me reía mucho en clase. Sara tambien me mencionó ayer que se lo pasaba muy bien en las clases de Connie. Era muy buena profesora para los niños. Echo de menos la tranquilidad que me proporciona escuchar la musica mientras hago los ejercicios, disfrutar de la musica, y finalmente, al final de la clase, cuando nos ponía los waltzes para que hicieramos unos cuantos pasos. El Waltz creo que es mi baile favorito, me da unas ganas de bailar tremendas, de ocupar todo el espacio posible y llenarlo por completo mientras bailo. Luego, después de clase, conducía en la oscuridad por la montaña hasta llegar a casa. Hacía que me desconectara inmensamente. Eso si, pereza antes de salir de casa toda la del mundo. En las noches de invierno, la gran mayoría de ellas lloviendo, o nevando, o helando, con un frío inmenso, cambiate de ropa y sal de casa, cuando ya lo unico que te apetece es relajarte en el sofa y quedarte sopa. Entonces coges el coche y conduces montaña arriba, donde en casa de Connie, como es inmensa no hace calor, aunque nos calentábamos a veces delante de la chimenea antes de ponernos a hacer ejercicio. Luego una vez en marcha, después de varios minutos, empezaba a pensar que valia la pena el esfuerzo. Pero tardaba tiempo en darme cuenta de ello, por lo que realmente era duro salir de casa en invierno. En la primavera todo cambiaba, entonces disfrutabamos de la puesta de sol, que desde su casa, con los ventanales tan grandes que tiene, y las vistas tan expléndidas, era una autentica maravilla.
Connie, I miss you!
Tengo unas cuantas imágenes de Connie fuera de clase, entre ellas un par de veces que fuimos a comer a diferentes restaurantes chinos en Tres Cantos. Si nos hubieran grabado las conversaciones habrían servido para hacer una película. Si que hubo gente que oía algo pero nos daba lo mismo porque nadie nos conocía. Fueron conversaciones muy intensas, y de ahí quizás ha salido todo lo que ahora tengo: esta vida nueva en Barcelona. No asi esta Connie, que sigue de aquí para allá sin solucionar su vida. Y pasa el tiempo sin que haya un mínimo cambio. Solo deseo que esos momentos hayan servido para ambas, no solo para mi.
Ahora que recuerdo también otra noche estuvimos de baile. Mi gimnasio de Tres Cantos me dio invitaciones para un local no recuerdo por que motivo y fuimos a bailar. Mi profe estaba buenísimo, pero casi garantizado que era de la acera de enfrente. Pero me encantaba verle bailar. Tenia una gracia para bailar salsa increíble. Nos daba unas clases magistrales de todo, tanto de salsa como de cardio-box, como de pilates. Era una máquina, y debe seguir siéndolo, me imagino. Asi pues, después de mis clases de gimnasia, piscina, jacuzzi y demás, alguna vez quedaba con Connie y charlábamos hasta que tenia que ir a buscar a los niños al cole. No echo de menos la epoca, porque fue dura, echo de menos no poder tener esos momentos con Connie, y echo de menos el gimnasio, que era como mi segunda casa, y echo de menos mi profe.