Hace varios dias que no dejo de pensar en ella. Estando en Soto, al ver a Pilar, amiga común, me dió la noticia de que Lolina había muerto hacia cuatro dias. La habian enterrado hacia dos. Murió de un simple virus que le atacó al cerebro. No me lo podía creer y sigo sin creermelo. Lolina dejó de querer tener contacto con nosotras, sin saber por qué, me imagino que por celos, nunca nos lo dijo. Pero aunque no hubieramos tenido ese contacto en los ultimos años, no dejo de pensar que con ella pasé buenos momentos. Era (qué raro se me hace decir esto así) una persona con mucho carácter, muy especial, tenia movidas alli donde iba, pero si que pasamos ratos muy agradables. Una de mis mejores anecdotas es cuando en una de nuestras sesiones de aerobic, tras haber hecho la clase y tomado nuestro queso y vino, a la una de la madrugada les paró la guardia civil, y les preguntó que de dónde venían. Y estas, con los ojos rojos como tomates, dijeron que de hacer aeróbic, para lo cual les enseñó la colchoneta de aeróbic que llevaban en la parte trasera del coche. Nos reímos un montón. Con Lolina pasamos tambien una noche de Nochevieja en su casa, y varios dias de unas Navidades. Se quedaron en una ocasión con Sara una tarde, mientras nosotros ibamos al cine con Guillermo y su hija Alba. Empezabamos a tener muy buena relación cuando de repente se cortó todo por una chorrada. En fin, con ese carácter tarde o temprano la cosa iba a acabar igual. Pero no deja de hacerme polvo el pensar que ya no está aquí, que deja a una niña de 18 años y a otra adoptada de 4, que deja miles de sueños. Vivían a la vuelta de la esquina y estos dias, al pasar por delante de su casa se me encogía el estómago. Antonio, su marido, gran persona, lo está pasando muy mal. Lo siento principalmente por él. Alba al fin y al cabo se irá de casa pronto y hará su vida y formará su familia. Antonio tardará en recuperarse.